Se puede decir más alto pero no más claro. Me uno al movimiento anti antivacunas. ¿Qué es esto? Mi total repulsa a las personas que se encuentras en contra de la vacunación infantil. ¿Nos hemos vuelto locos? Si, el mundo se está volviendo loco.
Nos pueden acusar de hacer demagogia barata, ¡Totalmente de acuerdo! pero con estas personas que parecen estar volviendo al paleolítico deberemos empezar por enseñarles cuánto suman 2 + 2, o cosas tan sencillas como:
- El sarampión ha vuelto y lo ha hecho en forma de muerte. Muertes en la vecina Portugal o la más que cercana Italia. La segunda pandemia más agresiva de la historia de la humanidad ya no es pasado, sino que está presente.
- Escarlatina, rubeola, tuberculosis, paperas o tos ferina que sonaban a enfermedades de nuestros antepasados se encuentran, en la actualidad en guarderías, colegios e institutos.
El señor, por llamarlo de alguna manera, que ha destapado esta caja de Pandora con la afirmación «Se ha demostrado que la vacunación podría estar relacionada con el autismo» y a los que se han «agarrado a este clavo ardiendo» les diré un par de cosas:
- Yo no soy médico y no voy a darle una contestación científica. Le invito a leer blogs como el de la Doctora en Medicina Lucía, mi pediatra donde lo hace de una forma muy comprensible y amena para cualquier capacidad intelectual. Ella, entre otros muchos especialistas, si que está dotada para opinar al respecto.
- Soy psicólogo de profesión y le digo que muy a mi pesar y al colectivo que me respalda no existen, a día de hoy, datos empíricos que demuestren las causas del autismo.
- Soy madre y con la salud de mi hija no se juega. Quien quiera ir en contra del sistema, allá con su conciencia. Quien quiera poner en riesgo la salud de sus hijos, allá con su conciencia. Quien quiera ver sufrir / morir a sus hijos pudiéndolo, quizá, haber evitado; allá con sus conciencia. Millones de padres que no pueden ofrecerle vacunas a sus hijos, que se les mueren en los brazos, se tirarían de los pelos al vernos aquí, en países supuestamente desarrollados, debatiendo y rechazando soluciones gratuitas a grandes males humanos.
Seguiremos haciendo demagogia:
- Hay que luchar para evitar que las farmacéuticas basen sus ingresos en el pánico social. No se puede infundir miedo con la salud de nuestros hijos. Hagan su trabajo y háganlo llegar al mayor número de personas posibles.
- La inmigración está importando enfermedades ya erradicadas. Tiene su lógica; muchos de ellos no tienen vacunas, ni un calendario de vacunaciones. También los antivacunas, esto ya por decisión propia. Si bien es cierto que resulta tan importante esta labor, la OMS debería presionar a farmacéuticas, gobiernos, profesionales y padres para que TODO el mundo estuviera vacunado. Debería ser obligatorio. No una elección. Eso si, cuando están probadas, cuando se ha demostrado que… y al que no ¡Mano dura!
- Me cuentas enorgullecido como tu hijo no está vacunado. ¡Qué gracia me hace! Tu hijo pillará el virus que sea. Cuidado cuál es, cómo es y las complicaciones asociadas pero Irresponsable, mi hija también lo pillará; más suave, a priori, porque estará vacunada pero quizá ese virus se lo podría haber evitado.
Eso si, del virus que no nos libra nadie es el de los imbéciles que haberlos, haylos y no son pocos.