En ocasiones la falta de espacio; en otras, la seguridad de hacerlo; que sean del mismo sexo, edades muy dispares, que no duerman solos, que tú hayas dormido acompañado en tu infancia… son argumentos suficientes para decidir si tus hijos van a dormir juntos.
Si no lo tienes claro, te damos algunas claves que quizá te ayudan en la decisión.
- Ritmos de sueño similares.
Cuando uno de los dos es un bebé, los primeros meses el sueño conlleva a despertar varias veces por la noche (cambios de pañales, tomas, etc.). Si tu hijo mayor duerme junto con el bebé podría verse afectado su rendimiento y su descanso. Así que siempre es mejor que esto suceda cuando el bebé tenga el sueño bastante regulado y duerma prácticamente la noche del tirón (aproximadamente 18-24 meses aunque sabemos que dependerá de cada niñ@).
También podría ocurrir a la inversa. Tu hijo mayor tiene muchas pesadillas, se levanta millones de veces al wc, se despierta y se pone a leer, ver la tv o escuchar música… podrían ser motivos suficientes para que el bebé o hermano menor se encontrara muy irritable, debido a la falta de descanso.
Generalmente los hermanos con edades parecidad, pasados los 2 años del hermano menor, suelen tener un sueño similar. Es decir, generalmente podríamos decir que “dos hermanos que duermen en la misma habitación, se vuelven de la misma condición”. Aunque nunca va a ser en la totalidad de los casos.
- Edades muy dispares
Si tus hijos/as se llevan muchos años entre ellos no significa que no deban dormir juntos pero si debes observar cualquier signo de alerta que pueda estar afectando al descanso. Habrá que observar continuamente los hábitos de ambos para conocer si están bien en las condiciones que le ofrecemos.
- Diferencia de sexo
No estamos retrocediendo al siglo pasado donde nuestros padres recibieron una educación algo más tradicional. Estamos hablando desde el punto de vista de identidad.
Hasta los seis, siete u ocho años no hay problema en que un hermano y hermana duerman juntos. A partir de ahí tampoco es que lo haya pero debes tener en cuenta varios factores importantes en el desarrollo psicológico y afectivo de tu hijo o hija.
Somos conscientes porque todos hemos pasado por esa etapa, que existe una etapa evolutiva en el desarrollo de cualquier niño que les incomoda la presencia del sexo opuesto y, a su vez, sienten la necesidad de independencia. Ocurre alrededor de la edad que hemos comentado y se acentúa, todavía más, en los primeros años de adolescencia.Quizá en ese momento debas tomar una decisión diferente a la que habías tomado o no te encuentras ante este problema porque tus hijos han interiorizado tanto dormir juntos que no lo entienden de otra manera. Prueba a hablar con ellos. Quizá te ayuden a dar con la clave.
- Desarrollo de habilidades y emociones positivas
Compartir confidencias, juegos, momentos, recuerdos… compartir la habitación permite que nuestros hijos tengan momentos más íntimos para ellos. Las conversaciones de antes de ir a dormir, el cuento de buenas noches (quizá no lo has pensado pero podrías no tener que partirte, sino buscar uno que sirva para ambos).
Además, está comprobado que las personas que duermen junto a su herman@, en su etapa adulta, tienden a desarrollar conductas relacionadas con la solidaridad o la facilidad para la resolución de conflictos, entre otras.
También ayuda a evitar los celos entre hermanos. Ambos tienen la misma habitación, mismos juguetes, mismo mobiliarios, misma decoración…
- Cada uno su propio espacio
En relación a este último punto es importante que cada uno tenga su espacio dentro de la habitación, que defina la personalidad de cada uno y a su vez le haga encontrar su sitio. Por ejemplo, puedes jugar con varios ambientes dentro de la misma habitación: un ambiente para cada niño jugando con los elementos decorativos o con los colores o bien partir la habitación en zona de juegos y/o estudio y zona de dormir.
Quizá algunos entienden la compañía como algo positivo; para otros no será así. Necesitan más soledad. Si esta necesidad es puntual se puede solucionar turnando la habitación durante el día. Podéis establecer unos horarios en los que primero sea uno el que vaya a la habitación a hacer lo que le apetezca y luego sea el otro.
Podemos tomar decisiones de mover a uno u otro hijo en el momento que disponemos de tres o más habitaciones en nuestra casa. Cuando estamos hablando que en casa sólo hay dos habitaciones o la tercera queremos seguirla usando de despacho, habitación de la plancha, cuarto de juegos o dormitorio de los abuelos, no hay más. Tus hij@s dormirán juntos y no habrá discusión posible pero si puedes estar en alerta para ir adaptando los ritmos y la situación a las necesidades de tus hijos.
Y tú ¿dormiste con tu hermano/a? ¿Quieres que tus hijos duerman juntos? ¿Prefieres que cada uno disponga de su habitación?
Hasta el próximo post.
Pingback: Cuando llega el segundo bebé ¿Cómo organizarme?
Súper interesante este tema y vuestro punto de vista!
Gracias!! os animamos a seguir leyendo nuestros post y compartir opiniones.
Y a seguir trabajando así de bien, que tenéis cosas muy bonitas!
Un saludo
Muy interesante. Precisamente acabo de ser mamá y el mayor tiene 8 años. Tenemos tres habitaciones pero hay una que usamos como despacho. Soy docente y me resultaría muy difícil renunciar a ese despacho en el que preparo clases y corrijo exámenes y tareas de mis alumnos. No sé hasta qué edad podrían dormir juntos, ahora mismo tengo pensado poner literas abatibles en el cuarto del mayor cuando el pequeño deje la cuna… lo que no sé es si podré tenerles juntos siempre
Hola ALM.
En primer lugar gracias por tu aportación.
En segundo, decirte que «sobre la marcha». Seguro que aunque ahora pienses una cosa, con el tiempo, la personalidad de tus hijos, tu situación personal-social-laboral… puede ser tan dispar que algo que pienses ahora puede que tengas que cambiarlo en unos meses o años. Vive el día a día y a medida que surja la necesidad, id tomando decisiones.
Entiendo perfectamente a lo que comentas que la tercera habitación como despacho. Yo renuncié a ella (estudiando y trabajando en casa) porque me podía más usarla como trastero- cuarto de la ropa. Nuestra situación era diferente llegaba el primer hijo y era o cuarto de lavar- planchar- almacenar o despacho. Finalmente como nuestra cocina era bastante grande puse en una esquina una mesa a medida y ese se convirtió durante algunos años en mi riconcito.
Seguro que se te ocurren mil maneras de encajar ese puzzle que se acaba convirtiendo nuestra situación familiar.
Un beso enorme.