“Papá, Mamá no os preocupéis tanto. La vida es mucho más sencilla de lo que pensáis”, exclamó Leo.
Leo, bastante maduro pero con un gen soñador, creativo e incluso rozando la locura nos da unas clases de moralidad que nos deja muertos.
“Todavía no sé por qué os preocupáis tanto por mi”, siguió con su discurso Leo. “Con suerte seré una persona feliz, pero como todas las personas que conozco sufriré, me harán daño, me llevaré decepciones y eso me ayudará a levantarme. O quizá me hunda más para levantarme con más fuerza, pero sé que siempre tendré a alguien en quien apoyarme. Muy probablemente, ahí estaréis vosotros”.
En el cole seré un niño bueno, educado, me gustará estudiar pero tranquila mamá, que si no se me da bien algo estaré en un sistema educativo tan integrador que me lo pondrán fácil para adaptarme en él. Los chicos no se reirán de mi y si lo hacen, eso me hará más fuerte. Además con el tiempo me daré cuenta que los amigos, contados con las manos y esos, me tenderán la mano. Tú estarás ahí para protegerme entre tus brazos, como lo has estado desde que nací, cuando me rompí la pierna o cuando me partieron el corazón.
Quizá pruebo alguna sustancia de la que no te sentirías orgulloso de mi. No te preocupes. Seguramente se quedará en algo pasajero, propio de la edad, de las compañías, de la falta de personalidad o incluso del amor de quinceañeros pero seré lo suficientemente maduro, como me has enseñado a ser, para saber diferenciar cuál es el límite de lo que está bien y de lo que no. Si te lo llego a contar algún día no lo toméis como un fracaso como padres, va inerte en ciertas etapas de la vida.
Tendremos nuestras peleas, como dos gatos en celo. Te odiaré y sentiré que eres la peor madre del mundo pero con el paso de los años me daré cuenta que he estado muy equivocado aunque entiéndelo, ¡son cosas de la edad! Te quiero mucho y siempre te he querido a pesar que una cierta época de la vida pensemos que el mundo gira en contra de nuestra dirección
Quizá sea un prestigioso químico o físico, que se vaya a E.E.U.U a desarrollar una vertiginosa carrera profesional, cobrando una decena de millones de dólares que, por supuesto, aquí en España no cobraré o quizá, como siempre me han ido más las letras, me quede trabajando en la fábrica de papá y resolviendo crucigramas en mis ratos libres.
Quizá sea feliz con lo que tengo, conformista como algunos lo catalogan. Quizá aspire a algo, que nunca llegue pero seré feliz buscándolo, o no; o quizá nunca encuentre la felicidad, tenga una personalidad con tendencia a la depresión y nada ni nadie calme mi dolor ni mi insatisfacción. No sé todavía cuál será mi personalidad y cómo se desarrollará en esta transición a la muerte pero viviré y aprenderé de cada una de las cosas que me pasen, disfrutando como si fuera el último de mis días. Tranquila mamá, cuando ya no estés, antes de tirarme desde un puente, pensaré en todo lo que me decías y no, no me tiraré porque los demás se tiren. Me tiraré porque será uno de mis sueños.
Quizá encuentro la pareja perfecta, esa con la que me quiero ir de viaje, quiero pasear a la luz de la luna, quiero discutir sobre cualquier tema y poder llegar a acuerdos, cediendo unas veces y teniendo la razón otras. Todavía no tengo claro si será él o ella, pero seguro que soy feliz mientras dure. Muy probablemente no me quede con la primera que pase, si no que tendré que buscar bien. Quizá nunca la encuentre o quizá tenga hijos rápidamente con un amor de verano a los 15 años. Podría ser que viviera uno o dos divorcios pero, tranquila mamá, que tendré cabeza para tomar la decisión que tenga que tomar. Buscaré la felicidad para todos, como tú me has enseñado.
Pase lo que pase, viva lo que viva, será lo que yo haya decidido y/o a lo que la vida me haya llevado. Yo tengo que vivir mi propia vida, así de sencillo.
De repente Leo se fue. Desapareció. Me di cuenta que Leo era un fiel reflejo al pensamiento de madre. Había sido sólo un sueño, pero un sueño cargado de mucho aprendizaje y emoción.
¿Cómo será? ¿Será feliz? ¿Estudiará? ¿Trabajará de lo que le gusta ¿Quién serán sus amigos? ¿Cómo le influirán? ¿Formará una familia? ¿Ganará dinero? ¿Tendrá salud? Leo resolvía todos los interrogantes que planteas como madre…
Mi hija vivirá amores y desamores, experimentará situaciones extremas, sufrirá y disfrutará de la vida. Trabajará o no, de lo que le guste. Será feliz o no. Ella tendrá que vivir su propia vida y yo no podré meterla dentro de una burbuja eternamente, así que mi papel como madre será enseñarle una buena base de valores y experiencias para que ella tenga su propio criterio. Es decir, el papel que me corresponde como madre es el de guía.
Te das cuenta que ser padre o madre no sólo son ojeras, la falta de intimidad o agotamiento sino que tu vida se convierte en proteger a tu hijo y hacerle la vida lo más sencilla posible.
Te das cuenta que ser padre o madre es como enseñar a caminar. Enseñas, acompañas pero después debes dejar volar; con sus caídas y sus levantamientos.
Te das cuenta que ser madre es el trabajo peor remunerado del mundo, aunque el más gratificante.
Sólo espero, vida mía, enseñarte a vivir la vida que tú y tus decisiones queráis vivir.