Como norma general, el embarazo es un estado de bienestar general, en el que te encuentras es un estado excelente, tanto física como psicológicamente. Sin embargo y, sobre todo durante el primer trimestre debemos hacer frente a algunos pequeños trastornos o molestias. A continuación los enumeramos y te aconsejamos cómo tratarlos:
- Cambios hormonales
Estos cambios se producen desde el minuto cero, o lo que es lo mismo, desde el momento en el que se lleva a cabo la fecundación. Estos cambios se darán hasta pasados unas semanas e inclusos meses, tras el nacimiento del bebé. Es un proceso totalmente normal. El cambio que experimenta el cuerpo es tan sumamente drástico que hasta que todo vuelve al sitio necesita tiempo. ¿Cuánto? cada persona necesitará un tiempo diferente para la recuperación tanto del cuerpo como de la mente.
Como sabemos y si no, ahora te lo cuento, las hormonas y las emociones están estrechamente ligadas. La hipófisis es la que regula y coordina prácticamente todas las hormonas del cuerpo, que no son pocas.
Por tanto, en el embarazo, la revolución hormonal sí o sí está presente. Nos dará por reír, por llorar, por reír y llorar. ¡No sabemos qué nos pasa! todo me da pena; las emociones, me emocionan más. Cada persona, con sus atributos y características, se tomará el embarazo de una forma particular y dependiendo de esa forma que lo perciba tenderá más hacia la estabilidad emocional o hacia la vulnerabilidad de las emociones. En ocasiones, personas planas (emocionalmente hablando), esas que no se alteran con nada ni nadie pueden llevar un embarazo lo más activo hormonalmente y sentirse descompensados. Si ya eres lábil emocionalmente (tu carácter fluctúa) y tienes desajustes hormonales, de vez en cuando, no te sorprendas. ¡¡Es normal!!
Evidentemente, ante cualquier duda coméntale a tu matrona y/o ginecólogo. Seguro que ellos las despejarán.
2. Náuseas y vómitos
Resulta uno de los trastornos más comunes en el comienzo de la gestación. Según las estadísticas, el 50% de las mujeres las padecen, durante el primer trimestre, siendo su hora punta el despertar. Por lo general suele tratarse de sintomatologia leve, por lo que es importante intentar evitarlas con el cambio de hábitos y no de fármacos.
Algo has de tener claro: cualquier fármaco o producto de herbolistería puede afectar a tu futuro bebé. Sé cauta y evítalos en la medida de lo posible. En caso que las náuseas sean excesivas consulta con los especialistas. Existen determinados fármacos compatibles con el embarazo para evitar las náuseas y/o vómitos.
Debes saber también que las náuseas se deben a la presencia en sangre de la hormona HCG. Los niveles de esta hormona, causante de la confirmación del embarazo tanto a nivel de sangre como de orina, suelen ser elevadísimos en las primeras semanas hasta los 3 meses (de ahí que generalmente las náuseas duren este tiempo) para, después, ir descendiendo.
Como ya explicábamos en el punto 1 emoción y hormona están muy vinculados. La sensación de tener un bebé en el interior, los nervios para que todo salga bien, presión social, el ansia de convertirse en madre y otros factores pueden ayudar a que esta hormona se desequilibre.
Así que cuando aconsejan que debes estar tranquila no sólo se refieren a evitar grandes movimientos físicos sino también que la apliques a nivel cognitivo.
Yo no tuve un embarazo de muchas nauseas ni vómitos pero si que recuerdo que algún olor en concreto me molestaba. Evítalos en la medida de lo posible. Otro consejo que me dieron y me resultó muy bien fue en cuanto a alimentación. Evitar comidas pesadas y copiosas puede favorecer la aparición de náuseas y vómitos. Así como ir comiendo durante todo el día pequeñas cantidades, en lugar de hacerlo en 4-5 comidas como solemos estar acostumbrados. Por otro lado, come lo que te apetezca. Si el cuerpo te pide comida y una determinada comida ¿por qué no satisfacerlo?
Este útlimo punto también lo recomiendan ante la aparición del tialismo. El tialismo no es más que un pequeño trastorno, generalmente sin importancia, que pueden desarrollar las futuras mamás que consiste en el exceso de salivación. Más que importante o perjudicial resulta molesto.
Ayuda a combatir este trastorno las degluciones de una forma frecuente.
3 Estreñimiento
El estreñimiento está relacionado con la calidad de las heces y el ritmo de expulsión. Se produce por el endurecimiento de las heces, las cuales no reabsorben agua y por tanto dificulta su expulsión.
Una de mis mejores amigas, que está embarazada de su segunda pequeña no ha necesitado, en ninguno de sus dos embarazos predictor. Ella sabía que su cuerpo estaba cambiando porque padecía estreñimiento. Siempre puntual, varias veces al día y de repente ¡zas! Me cuesta ir y cuando voy, cuesta eliminar.
Después, con el tiempo, hablando con otras mamás, descubres que es algo muy habitual (cuando hablamos antes intestinos- relojes): el estreñimiento como uno de los primeros síntomas (trastornos) del embarazo.
Otros caso, no nos diría nada excepcional ya que el tránsito intestinal es lento desde siempre.
Pero no sólo ocurre o puede ocurrir durante el primer trimestre. En el tercero, debido a la presión que ejerce el útero sobre el intestino, también es muy común vivirlo. También es en este punto cuando los especialistas suelen prescribir hierro a las mamás que no han tenido problemas previos de anemia, sangre…
Existe la creencia que el hierro favorece la aparición de estreñimiento. Podría deberse a que los metales disponen de una carga magnética que afectaría a los nervios del intestino, desacelerando el sistema digestivo en general (digestiones más lentas, mayor sensación de plenitud, estreñimiento…).
Para esta ocasión me gusta utilizar 2 frases:
Las creencias, creencias son
y
Cada persona es un mundo
y lo que a unas les puede ir bien; a otras, empeorar. La mayoría de los ginecólogos que siguieron mi embarazo afirmaban que el hierro no tenía por qué estreñir. En mi caso, siempre padeciendo estreñimiento, ocurrió lo que a pocas futuras mamás les ocurre: regulé mi tránsito a raíz de tomar hierro.
Quizá no se debió únicamente al hierro. Quizá mis hábitos cambiaron, el trimestre de gestación me favoreció. No sé la causa real pero nunca había ido tenido un tránsito intestinal tan saneado como hasta el momento (ni lo he vuelto a tener).
Quizá comenzaron a hacer efecto los sobres que me dieron para el estreñimiento después de 6 meses sin hacer su trabajo. Plantaben diría que se llamaban.
Está claro y en eso podemos estar todos de acuerdo que el estreñimiento se corrige con la alimentación y el estilo de vida. Así que si estás embarazada y has comenzado a padecer estreñimiento prueba a incluir una mayor cantidad de fibra a tu dieta (verduras, fruta, alimentos integrales…) y a hacer algo de ejercicio físico un ratito cada día. Salir a pasear, nadar, caminar.
Evita el ejercicio de impacto o peligroso para el embarazo (correr, práctica de deportes) y en la medida de lo posible evita los laxantes.
Si con estos cambios no notas nada de mejoría, consulta con tu matrona y/o ginecólogo.
- Hemorroides
Otra pequeño trastorno que puede aparecer durante el embarazo es el de las hemorroides. Esta molesta y dolorosa sensación se produce por la dilatación de las venas del último tramo del intestino. Pueden ser internas o externas. Quien las padece sabe que se trata de hemorroides. Los síntomas sulene ser ardor, dolor e incluso pequeñas hemorragias.
Aparecen ante determinados factores mecánicos, alimentarios o psicológicos. En cuanto a lo mecánico poco hay que hacer; aparecen y aparecen. En cuanto a alimentación y la parte de carácter más mental, se debe seguir un poco en la línea de lo que veníamos diciendo hasta ahora: mente descansada y hábitos alimenticios saludables.
Durante el embarazo pueden aparecer en personas que nunca antes las habían padecido o aparecer nuevamente en personas que ya saben lo que es, teniendo un índice de aparición máximo durante el tercer trimestre (presión del útero sobre el intestino, falta de actividad, estreñimiento…) y tras el parto (por el esfuerzo para dar a luz al bebé).
Se pude hacer uso de una crema antihemorroidal pero, como cualquier otro fármaco, hay que evitarlo en la medida que sea posible. En caso de convertirse en dolorosa, molestas y no cesar en unos días coméntalo con los especialistas. Ellos sabrán cuál es el más adecuado, según el momento de gestación o posparto que te encuentres.
5. Sensación de cansancio y trastornos del sueño.
Así como os decía que mi amiga sabe que está embarazada cuando comienza a padecer estreñimiento, yo lo supe porque me dormía por las esquinas.
Llegaba a casa del trabajo, dónde ya me encontraba más cansada de lo habitual y con menos ganas de trabajar y me quedaba dormida (fueran las 7, las 8, las 9…) en muchas ocasiones hasta el día siguiente.
Si también os ocurre a vosotras, no preocuparse. Es totalmente normal. Sobre todo al principio del embarazo. Los cambios hormonales, el gasto calórico extra, los conflictos emocionales (dudas, miedos…) etc. Son los responsables de la aparición de este cansancio extremo.
Por otro lado, como decimos continuamente, como cada mujer es un mundo esto le afectará más o menos. Le podrá ocurrir o no pero podríamos decir que viene siendo lo habitual.
A partir del 5º mes la cosa cambia. Aunque quizá el segundo trimestre es el que mejor te sientes en todos los aspectos de forma general, vemos como la mayoría de mamás comienzan a dormir peor. Podría deberse al aumento de peso, el movimiento del bebé, el crecimiento del útero… etc
¿Cómo puedes remediarlo? Todo dependerá de cuál sea tu problema:
- Piernas cansadas: baños de agua fría antes de ir a dormir. (Ver punto 6).
- Aumento de peso, barriga, útero: prueba a ponerte una almohada entre las piernas o un cojín de lactancia. Ves probando hasta adoptar la posición que mejor te vaya.
- Reposa siempre que puedas (y te dejen): si no descansas todo lo que te gustaría o estás cansada intenta aprovechar tus momentos para el descanso.
Otro motivo que puede llevarnos a dormir mal es darle demasiadas vueltas a la cabeza (qué madre seré, cómo lo haré…). Está bien ir pensando cosas para organizar nuestra situación futura pero todo en su justa medida. También es importante relajarse, el ocio y el descanso para recibir al bebé con la mejor actitud posible. No olvidemos que los primeros meses, seas primeriza o no, son duros hasta que todos nos adaptamos a esta nueva situación.
6. Desmayos y trastornos vasculares
Otro de los problemas al que nos enfrentamos las mujeres embarazadas son los trastornos que, coloquialmente, conocemos como problemas de circulación.
En el embarazo se produce el descenso de la tensión arterial lo que circulatoriamente hablando produce que la mujer sea más frágil. Un simple cambio postural puede producir un desmayo.
También vemos con más facilidad la aparición de varices y venas varicosas, sobre todo si tienen sobrepeso o antecedentes familiares.
Para afrontar estas situaciones, sin importancia a priori, lo único que debes tener en cuenta son estos consejos:
- Cambia de postura y/o levántate poco a poco. Evita los movimientos bruscos.
- No sobrecargues las extremidades inferiores (evitar largos periodos sentada o de pie; usar zapato de tacón o exponer las piernas a altas temperaturas). Puedes ayudarte de baños de agua fría para relajar las piernas.
Dormir con las piernas en alto, realizar un paseo diario de 30 minutos y usar medias elásticas seguro que te ayudarán a sobrellevar estos molestos problemas.
7. Tendencia a orinar.
Todas las que hemos sido mamá sabemos que antes o después aparecen las continuas ganas de orinar.
Más que un trastorno es un gaita porque hay días que parece que estás pegada al inodoro. También por la noche, así que también podría incluirse como síntoma de trastorno del sueño.
Estas continuas ganas de orinar se producen, durante los primeros meses, por el aumento de niveles de hormonas en sangre y orina, que fomenta la eliminación de las mismas y en los últimos, por la presión del útero sobre la vejiga.
No se corrige con fármacos ni evidentemente debes de ingerir líquidos para no orinar. Pasará cuando termine el embarazo. Otra cosa sería que te moleste, escueza, pique etc que entonces deberás comentarlo con tu médico o ginecólogo. Podrías tener infección de orina, una bacteria, un hongo… muy común también en el embarazo.
Tranquila, todo compensa. Cuando tengas a tu bebé en brazos no recordarás hemorroides, sueños, mareos ni nada.