Continuamos con la tercera entrega de nuestros post sobre conciliación.
Sin intención de caer en sensacionalismo, incluso cierto feminismo y dejando en casa los trapos sucios me planteo varias cuestiones:
- ¿Qué hacen las empresas, en general, por favorecer la conciliación?
- Como trabajador tienes derecho a una reducción de jornada por el cuidado de un hijo de hasta 12 años, siempre y cuando se encuentre únicamente uno de los dos progenitores en esta situación. Una reducción que implica una bajada de salario, que muchas familias no pueden permitirse o quizá si, siempre y cuando se desprendan de ciertas comodidades que la sociedad nos ha venido malacostumbrando. Este sería otro tema a cuestionarse.
- Excedencia: El estatuto de los trabajadores y los convenios colectivos marcan el tiempo de solicitud de este permiso, sin remuneración, que suele ir entre el año y los dos años. En la mayoría, manteniendo puesto y salario.
Recapitulemos:
- Dejamos de trabajar tantas horas.
- Dejamos de trabajar por completo.
- Hacemos un paréntesis laboral o lo abandonamos definitivamente.
Independientemente sea el padre o la madre quien lo haga. No entraremos en esos juicios de valor. Aunque, ¿quién te viene a la cabeza en la mayoría de los casos que piensas en compañeros/as con reducción de jornada?
Y ¿si no dejamos de trabajar?
Contando que la semana tiene 128 horas (24horas/día x 7 días/semana), pasamos 40 en el trabajo, 56 horas semanales que deberíamos dormir según organizaciones y asociaciones de la salud. Esto nos ofrece un resultado de 32 horas semanales. Vamos a ser buenos y dedicaremos 2 horas semanales a los desplazamientos trabajo- casa- trabajo. Diremos que dedicamos 14 horas semanales en tareas del hogar (limpieza, alimentación, compras) ¡Qué ni superwoman!
¿cuánto tiempo disponemos para estar con nuestros hijos?
Nos quedan 16 horas a la semana para estar con nuestros hijos y todos los demás quehaceres que no hemos comentado. ¡Fantásticamente suficiente! 2 horas al día con mi hijo.
Evidentemente, para que exprimir al máximo el tiempo con nuestros hijos, quitamos horas de sueño, horas de actividades personales o sociales que ayudan a nuestra persona y sacrificamos nuestra vida. ¡Cuidado! Con la palabra sacrificio no me refiero con que un niño sacrifica, si no la sociedad que nos envuelve.
Con el tiempo, nos encontramos con otro factor. Entra en juego un componente psicológico al que nadie da tan apenas importancia y es un peso pesado en nuestras vidas.
En muchas ocasiones, sobre todo, cuando no se dispone de abuelos, se ha de contratar a gente que, evidentemente, se llevan una parte importante del salario.
Si tengo una reducción de jornada, cobro menos dinero. Tengo que pagar a la persona que cuida de mis hijos las horas que yo no estoy. ¿Me compensa? Muchas personas deciden seguir trabajando ante esta situación para no perder su puesto de trabajo, evidentemente, y en la mayoría de ocasiones para no perder la integridad física y mental.
Ir al trabajo implica salir de casa, arreglarte, relacionarte con otra gente. La mayoría que estáis leyendo el post, sabéis a qué me refiero y qué implica quedarse en casa, todo el día limpiando, con ropas, comidas, etc. Seguramente la frase de “el trabajo dignifica” cobre su sentido en lo expresado anteriormente.
Para concluir este punto del post debéis dejarme que copie un párrafo del www.diarioinformación.com:
Según los datos recogidos en el año 2014 por el Instituto de la Mujer dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de las 31.435 excedencias por hijos ese mismo año, un total de 29.554 fueron pedidas por las mujeres y sólo 1.881 fueron solicitadas por los hombres.
Creo que con este punto queda respondida la pregunta.
Si te has pedido nuestro anterior post, puedes verlo en: http://zagaletes.es/blog/asesoria-legal/concilie-p-madre
¡Hasta la semana próxima, Zagaletes!
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